"Hay algo mucho más dañino que los aranceles en sí, la incertidumbre": el vino español está intentado zafarse de los aranceles con uñas y dientes

El mercado internacional del vino ya estaba tocado. Los aranceles amenazan con darle el golpe de gracia

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13%. Esa es la cifra mágica porque, ante la incertidumbre de qué pasará con los aranceles, eso el lo que representa el "principal país consumidor del mundo" para el vino español. En 2024, para hacernos una idea, se enviaron 97 millones de litros valorados en casi 400 millones de euros.

Por eso el anuncio de un arancel del 200% y la carta de la Alianza de Importadores de Vino de Estados Unidos (USWTA) recomendando "encarecidamente a las empresas estadounidenses que suspendan todos los envíos de vino, licores y cerveza procedentes de la UE" ha caído como un jarro de agua fría en un sector que se encontraba ya muy revuelto.

Y eso que ni siquiera ha sido una gran sorpresa. En diciembre de 2024, tras la elección de Trump, las exportaciones se dispararon un 23%. Y, durante estos meses, muchas bodegas españolas han ido protegiéndose preventivamente anticipando el envío de reservas a suelo norteamericano.

Lo que sí ha sorprendido ha sido la entidad del golpe: nadie se esperaba un arancel del 200% y, aunque se puso en suspenso, como señalaba Jose Luis Lapuente, director general de la Denominación de Origen de Rioja, "mucho más dañino que los aranceles en sí es la incertidumbre, no saber".

Eso es precisamente lo que está detrás de la carta de la USWTA: pese a sus esfuerzos para que los aranceles no se apliquen a mercancías que ya están en tránsito, el Gobierno norteamericano se ha negado a dar una respuesta clara de qué va a pasar. Si las empresas no suspenden los envíos podrían encontrarse de la noche a la mañana con perdidas enormes.

"Profunda preocupación" El jueves pasado, el Comité de las Regiones de Bruselas acogió una reunión de urgencia del Intergrupo del Vino para pedir a la Comisión que "sacase al vino de la guerra arancelaria". Y, a priori, parece que las presiones han surtido efecto porque la Unión dejó fuera de sus contramedidas al vino, los espumosos y el bourbon norteamericano.

En este contexto, se trata no solo de evitar más represalias por parte de la Casa Blanca e impedir que las ventas de vino europeo colapsen en EEUU, se trata de proteger las enormes inversiones que el sector (y la Unión) han hecho en el mercado norteamericano durante la última década.

"Los aranceles anunciados por EEUU están totalmente injustificados en el caso particular del vino si tenemos en cuenta que actualmente la diferencia arancelaria que hay entre las tarifas que aplican la UE y EEUU es mínima", razonaba el director general de la Federación Española del Vino, José Luis Benítez. No obstante, ya hemos visto en los últimos días que la estrategia de la administración Trump es difícil de entender.

De hecho, es una medida que no convence a nadie... "Esto será genial para los negocios de vino y champán en Estados Unidos", escribió Trump cuando amenazó con el arancel del 200%. Sin embargo, no todos los productores norteamericanos están de acuerdo. Porque, aunque es cierto que los incrementos de precio pueden 'reavivar' el interés por los caldos del país, hablamos de un sector frágil, sobrecargado y muy tocado por los incendios y sequías de la principal zona productora, California.

No sólo eso. Como explicaba en la CNN John Williams, fundador de Frog’s Leap, una bodega del valle californiano de Napa, las bodegas estadounidenses son solo una parte muy pequeña de la cadena comercial. Si los aranceles perjudican a los distribuidores, el problema se generalizará rápidamente. Al final, "todos dependemos de los mismos distribuidores. La salud de estas empresas es importante para las bodegas de todo el mundo", decía.

...y que puede llegar a ser contraproducente. Porque, el sistema arancelario norteamericano tiene peculiaridades que pueden acabar hudiendo el mercado completamente. El ejemplo más claro es que "el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de EE.UU. ofrece reembolsos de determinados derechos, impuestos y tasas pagados por artículos importados, siempre que la empresa exporte artículos similares".

Es decir, que las grandes plataformas de distribución pueden acabar por inundar el mercado de productos europeos más caros como estrategia para compensar el precio de los aranceles.

Aunque, en realidad, el problema de fondo es otro. Que el vino mundial está atravesando un momento muy malo. En septiembre de 2023, Luigi Moio, presidente de la Organización Internacional del Vino, se subió a una tribuna en pleno corazón de La Rioja y dijo "el arranque de viñas era algo inevitable".

Y no es solo La Rioja, claro. En Francia (que nos puede servir como proxy de lo que pasa en el sector internacional), ya se ha asumido que habrá que arrancar 100.000 hectáreas de viñas -- de hecho, han puesto en marcha un plan para arrancar unas 30.000.

Es la única forma que encuentra el sector para una situación endiablada: que el sector no deja de crecer, pero estas crecidas "no son suficientes para cubrir los costes de producción y las necesidades de los agricultores". Y en ese contexto, llegan los aranceles. ¿Estamos ante una ?

Imagen | Chuttersnap | Mika Baumeister

Xataka | Ya sabíamos que el vino español iba camino del colapso. Lo que no sabíamos era que la sequía iba a acelerarlo tanto

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